Wednesday, February 15, 2017

Qué hacer en Nuevo México



Por Malamañosa

Jamás pensé que Nuevo México me fascinaría y comovería tanto. Iba por trabajo y mi mochilero se apuntó como se apunta casi siempre: un poco por fe, otro poco porque es viajero de verdad y donde ve una oportunidad de escaparse, lo hace. Al terminar mis conferencias en Alburquerque, alquilamos un auto y nos fuimos hacia el norte por una carretera local panorámica. Nuevo México es muy bello pero a esa belleza medio agreste, desértica, cerrera, se le une una mística única por la fuertísima influencia indioamericana. Desde el paisaje y la arquitectura hasta la gastronomía, todo en Nuevo Mexico es mucho más indioamericano de lo que jamás sospechamos pues se supone que, demográficamente, la cultura nativoamericana constituye solo un 10% de la población. Y sin embargo, se siente sin lugar a dudas como la cultura dominante. Está en todas partes: en el paisaje, en la arquitectura, en la cultura, incluso los idiomas y en la comida riquísima fundamentada en el maíz, el chile verde o rojo, la habichuela, el calabacín, entre otros.

En un fin de semana hicimos un montón de cosas y, sobre todo, vimos algunos de los paisajes más bellos del Estados Unidos que conozco.


Highway 4 Coffee
1. Bandelier National Park

Entre desiertos y reservaciones indígenas, por la carretera 4 del oeste fuimos subiendo. Nos detuvimos a desayunar en Jemez Springs. No hay muchos sitios donde ir pero en una oficina turística nos recomendaron Highway 4 Coffee y estuvo muy bien. Tienen buenos desayunos, buenos precios, pastelería rica y una terracita muy agradable. Ni siquiera hay que desviarse, todo está ahí mismo en la carretera 4. De ahí continuamos un par de horas más hasta llegar primero a Valle Caldera National Reserve y luego al Bandelier National Park, un lugar increíble donde ubica la caldera de lo que hace más de un millón de años fue literalmente un volcán en erupción. Allí donde hubo burbujas se formaron unas cuevas que las civilizaciones pre colombinas de hace 11,000 años utilizaron como albergue. Bandelier es un lugar hermoso, con varios caminos para recorrer. El que hicimos nos tomó alrededor de hora y media. Entramos a las cuevas, anduvimos, observamos, fotografiamos. Pregunté muchas veces por la extensión de todo ese tiempo. Un millón de años. Once mil años. Todo esto es una barbaridad. Y nuestra vida, un suspiro en esa inmensidad.


Arte rupestre en Bandelier National Park


Bandelier National Park, Nuevo México

2. Española (No hay que ir allí pero nosotros fuimos...)

Después de Bandelier fuimos a Española, un pueblito que nos iría acercando más al norte, donde al otro día iríamos a Taos. Este pueblito fue un poco extraño pero no dejó de ser interesante. Nos hospedamos en un hotelito, The Inn at the Delta, que resultó muy lindo y acogedor. Está muy recomendado tanto el lugar, con unos jardines muy bellos, las habitaciones son grandes, limpias y cómodas, decoradas al estilo nativoamericano. Las personas a cargo son muy amables y el desayuno fue excelente (desayuno fuerte, el menú cambia a diario) y estaba incluido en la tarifa de unos $125.00 la noche que nos salió más económica al utilizar los puntos de una tarjeta de crédito (la acumulación de puntos es esencial para cualquier viajero frecuente). 

Española es algo así como estar en medio de la 65 de Infantería. Se puede decir que no hay nada muy interesante por allí. Pero, aún así, para mí fue divertido e interesante. Hay un bar justo al lado del hotel que dicen es de lo más frecuentados entre los locales (no creo que haya mucho turismo en Española enigüei). Allí conseguimos dos buenas margaritas para llevar en lo que averiguábamos dónde ir a cenar. Creo importante mencionar que la mayoría de las margaritas en Nuevo México no se hacen con tequila sino con "vino de agave" pues parece que es muy difícil conseguir la licencia para vender alcohol fuerte pero no así para vender algo basado en el inofensivo "vino". Las margaritas con vino de agave son deliciosas. Nos encantaron, particularmente las del Church Street Café en Old Town Alburquerque, un sitio con un patio interior muy bello, conocido por la comida mexicana. 

Les decía que Española es como andar en la 65 de Infantería o en Levittown. Pues nos recomendaron comer en Mariscos La Playa y fue tremenda experiencia Yo, que soy demasiado despistada, juraba que si íbamos para Mariscos La Playa, es porque llegaríamos a la orilla del mar. Por supuesto que eso no ocurrió, dado que Nuevo México no tiene acceso al mar (se me hace difícil entender que hay sitios que no tienen acceso al mar). El restaurante queda en un shopping center que a esa hora ya estaba casi todo apagado. Este era el ambiente:





Las margaritas no son las mejores. Pero la comida nos gustó. Pedimos un tartare de atún con aguacate muy delicioso y una parrillada de mariscos (pequeñitos pero buenos). Nos trataron muy bien y los precios son moderados.

Al otro día partimos hacia Taos, que es bonito y tiene algunas cosas interesantes. Ya habíamos visitado un pueblo autóctono indígeno cerca de Alburquerque, por lo que nos saltamos el de Taos, que es bastante más turístico. Sí caminamos por el pueblito de la ciudad, que tiene mercados, galerías y tienditas lindas.




Río Grande Gorge Bridge


A la salida, visitamos el cañón que yace bajo el Río Grande Gorge Bridge. Impresionante y hermoso. Por allí cerca hay una cervecería donde pueden tomar unas buenas cervezas y hasta comer algo antes de partir. De regreso, bajamos nuevamente a Alburquerque pero por el este (subimos por el oeste). Aprovechamos para pasar por el famoso Turquoise Trail y nos detuvimos en Madrid un viejo pueblito minero convertido en una colonia artística. Allí, todos los caminos conducen al Mineshaft Tavern, un lugar muy reconocido por sus hamburgers, por los hippies que lo frecuentan y la música en vivo que suelen tener en las tardes. El veggie burger es tan bueno como el famoso buffalo burger. También hay tienditas vintage pero las cierran temprano, al menos los domingos.

Por ahí seguimos de regreso a Alburquerque, para emprender un larguísimo trayecto hasta casa, pero maravillados por un viaje del que no esperábamos mucho y nos dio sorpresa tras sorpresa. Me quedé con muchos deseos de visitar otros parques nacionales de EEUU. Está en la lista de deseos para el futuro.


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