Por algo le dicen la "cidade maravhillosa". Río de Janeiro está en la categoría de las ciudades latinoamericanas más extraordinarias (con La Habana, Buenos Aires y el DF, a mi juicio). Pero Río es muy distinta. Primero, siendo una gran urbe, no tiene esa pesadez de las grandes ciudades. Después de todo, no solo tiene mar -algo que vuelve cualquier lugar más ligero y extraordinario- sino que sus playas son también espacios urbanos, con una impresionante actividad humana. En la playa de Copacabana pasa de todo, puedes comprar o vender de todo, beber de todo, comer de todo, hablar con todo tipo de personas (sobre todo si sabes portugués), caminar, correr, jugar volley-fútbol, y hasta participar en una bohemia de sambistas auténticos.
Aquí les dejo algunos lugares o actividades memorables para compartir. Nuestros amigos Neeltje Van Marissing Méndez y Carlitos Muñiz Pérez nos dieron recomendaciones importantes, algunas de las cuales incluyo.
Aquí les dejo algunos lugares o actividades memorables para compartir. Nuestros amigos Neeltje Van Marissing Méndez y Carlitos Muñiz Pérez nos dieron recomendaciones importantes, algunas de las cuales incluyo.
Las vistas de Río desde las alturas
-Pão de Açucar (Pan de azúcar): ¡Nos encantó! Pan de azúcar está compuesto de dos montañas. Tomas un teleférico a la primera, disfrutas la vista, luego tomas otro a Pan de azúcar, que es la segunda montaña, con mejores vistas. En unos 2 minutos llegas de una a otra, así que el paseo en teleférico no es muy largo. Hay una vereda corta pero muy linda, hay restaurantes, cafés, tiendas, es un paseo bonito y el día que fuimos no estaba demasiado lleno de gente. La entrada fue el equivalente a $25.00 dólares por persona.
Barrios, estadía, comidas y bebelatas:
Fue una gran idea quedarnos en Santa Teresa, un barrio bellísimo, interesante, de hermosas vistas, arquitectura, murales y además súper divertido. Aunque tiene su corte turístico, es mayormente un barrio bohemio, con muchos residentes también. Además, tiene un tranvía en el que puedes hacer un recorrido precioso desde el centro de la ciudad hasta arriba por toda la colina de Santa Teresa.
Cuando, en las noches, nos íbamos a los barcitos a tomar una cerveza, yo sentía que estaba en el Viejo San Juan, incluso mirando a los mismos personajes que pululan por los bares de verdad (de locales) en esa área un viernes o sábado en la noche. ¡Idénticos! En algunos de los bares de la Rua Almirante Alexandrinno encuentras sambistas y rumberos cantando y montándola sin mucha complicación, con pocos instrumentos, sentados en las mesas, la gente bailando y cantando a su alrededor.
Alrededor de Santa Teresa hay varias favelas, la principal de ellas también "pacificada" (no tengo demasiado claro este concepto pero todos lo repetían como para ofrecer tranquilidad. Añadían también algo que me parece interesante y es que siempre te dicen también que la favela es un lugar "de clase trabajadora". Nosotros no estábamos ansiosos ni teníamos miedo por la inseguridad pero como la narrativa sobre Brasil es que es super peligroso, me imagino que los empleados de la industria del turismo sienten la necesidad de dar todas estas explicaciones para que una se sienta más segura. En algunos lugares leí que, de noche, no es recomendable caminar por las calles de Santa Teresa, más allá de la Rua Almirante Alexandrinno, que es esa de los bares y restaurantes, donde hay mucho movimiento e iluminación. De todos modos, aunque por un momento nos vimos tentados a hospedarnos cerca de las playas de Ipanema o Copacabana, realmente nos encantó quedarnos en Santa Teresa.
Al lado de Santa Teresa está Lapa, otro barrio interesante. Allí sí que hay mucho jangeo nocturno. Anduvimos varias calles de bares y fiestas. El corillo es un poco joven pero fue super divertido observar la movida, especialmente desde un lugar chévere donde podíamos tomar un vino en unas mesas de exterior, justo en la acera.
Lo que más lamenté de este viaje fue la barrera del lenguaje. Me colgué en el portugués, por más Duolingo que practiqué (ok, ok, tampoco fue tanto). Por más que una reconozca palabras y oraciones, es difícil sostener una conversación allí si no sabes el idioma. En nuestra experiencia, muchos brasileños no quisieron o tal vez no sabían o no quisieron lanzarse a hablarnos español. Mucha gente nos dijo que la gente de Brasil es orgullosa, que por ser los únicos que hablan portugués en este continente, no les gusta hablar español. Donde sí se habla mucho más español es en Iguazú, por supuesto, debido a que comparten frontera con Argentina. La historia de Iguazú ya la escribió Arturo.
Samba:
-Uno fue el Bip Bip, un barcito pequeño, en Copacabana, fundado en 1968. Neeltje y Carlitos nos lo recomendaron. Allí coinciden casi a diario sambistas de ayer y de hoy. El dueño, Alfredo, es un señor mayor que nos recibió con mucha calidez y nos habló en inglés. "Sírvanse lo que quieran", nos dijo. "Me dicen que lo que se han tomado, yo lo anoto y, cuando se vayan me pagan". Así mismo hicimos. Sacamos una botella de vino, buscamos el abridor, cogimos las copas y Alfredo apuntaba en su libreta vieja con su lápiz. Hay una sola mesa ubicada en la acera, frente al bar y ahí te sientas a hablar, mirar y escuchar junto a cualquiera que llegue. En dos ocasiones llegaron personas solas, pidieron una cerveza y se sentaron en la mesa durante un rato larguísimo sin moverse casi y sin decir ni pío. Bien excéntrico todo pero es que Copacabana es un lugar alucinante y raro. Tal vez no tenga mucho sentido ahora pero para mí hay algo allí que es un poco estrambótico, vibrante y muy decadente; algo que me recordó la plaza de los encantadores de serpientes en Marrakech. Un día tal vez podré explicarme por qué pero no es el propósito de esta nota.
Esa noche en el Bip Bip era viernes y tuvimos mala suerte. Estuvimos allí 2 horas y media y no llegó ningún sambista. Pero disfrutamos de Alfredo, sus conversaciones (prácticamente ininteligibles pero tan casuales que eran realmente bonitas) con su hija, sus nietos pequeñitos y otros tertulianos más campechanos que llegaban por allí. También disfrutamos de la decoración del Bip Bip, que es completamente comunista con afiches del Che Guevara, Fidel Castro y reclamos de 'Lula Livre' y '¿Quién mandó a matar a Marielle?' Estos dos reclamos se ven por todas partes, en murales, paredes, calles, por donde quiera, es imposible caminar por Río de Janeiro y Sao Paulo y no preguntarse quién mandó a matar a Marielle y cuándo Lula volverá a estar libre.
-El otro lugar obligado para escuchar samba en en Pedra do Sal, el barrio donde dicen nació la samba. Allí, en las calles, la gente se reúne religiosamente cada lunes y viernes a tocar, cantar y bailar samba en las calles. A eso de las 9:00 de la noche del lunes comienza la música. No te quedes en la plaza esperando que empiece la fiesta como hicimos nosotros. Entra por el callejón abajo y ahí te vas a encontrar el tremendo bembé. Imperdible. No recomiendo irse de Río sin ir al menos una noche allí. Vi por Internet que venden unos tours y vainas que si para ir a unos "samba parties" con caipirinhas y qué sé yo en Pedra do Sal. No entiendo esa vaina. Eso debe ser algo como para gringos, de seguro. No hay necesidad alguna de ir allí en tour. Llegas fácil en taxi, Uber o Metro y la algarabía te guía mejor que na.
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